A raíz de nuestra experiencia como consultores de empresa familiar, en Instituto Nexia hemos identificado cinco errores cruciales que puede cometer un consultor de empresa familiar y que pueden impactar significativamente en la efectividad del protocolo familiar:
1. Participación adecuada en la elaboración del Protocolo Familiar
Es fundamental incluir a todos los accionistas presentes y futuros en el proceso. Por ejemplo, en una empresa de primera o segunda generación deberán participar los padres, los hermanos y los hijos de cada uno. En una empresa de segunda o tercera generación, deberán participar los hermanos y los primos.
Excluir a algún miembro puede limitar la efectividad del acuerdo a largo plazo.
En oposición, en cuanto a la familia política, consideramos que no debería participar en este proceso.
2. Definir objetivos claros
Uno de los factores más importantes en los que los profesionales solemos equivocarnos, es el no intentar que la familia defina qué es lo que quiere hacer. Es crucial que la familia defina sus metas desde el inicio, esto asegura que el protocolo aborde los problemas relevantes y satisfaga las expectativas de todos los involucrados.
No podemos olvidar que la ilusión de la familia al contratar al consultor es solucionar muchos problemas que, de alguna forma, llevan acumulando desde hace tiempo. Por esta razón, es esencial definir con la familia qué temas se van a abordar y qué temas no van a poder ser abordados, sino que van a poder ser tratados después de la finalización del protocolo familiar. Si dejamos abierto la indefinición de los objetivos, cometemos el error de que el cliente nunca quede satisfecho.
3. Proceso de trabajo estructurado
Es muy importante que cuando empecemos un trabajo dejemos muy claro qué vamos a hacer del primer al último día, la duración de cada paso y los resultados esperados, tener una metodología clara. Si no, acabaremos invirtiendo demasiado tiempo y recursos, generando una sensación en la familia de que nunca se acaba el proceso.
4. Neutralidad del consultor de empresa familiar
Hay distintos tipos de clientes: el cliente primario, el cliente secundario, el cliente principal, el cliente derivante… Definir el cliente es para nosotros un arma de doble filo. Fallar en ser capaces de entender a nuestro cliente y mantener la neutralidad en relación a los diferentes miembros de la familia son aspectos clave. Perder esta neutralidad puede comprometer nuestra capacidad para ofrecer soluciones imparciales y efectivas.
5. Rol facilitador
No asumir la responsabilidad de resolver los problemas por la familia. Nuestro papel es proporcionar las herramientas necesarias para que la familia identifique y aborde sus propios desafíos de manera efectiva.
Evitar estos errores no solo garantiza la calidad del protocolo, sino que también fortalece la confianza y la credibilidad en nuestra intervención profesional.
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