Como dice Manuel Arango, “para mí la filantropía es mucho más que dar dinero. Es darte tú mismo. Con dinero no se cambia el mundo. Hace falta dedicar también tiempo y talento”.
La decisión de “hacer el bien” es una decisión personal y voluntaria. Nada nos llena más como hacer el bien a los demás. Suele estar ligada a cuestiones éticas y conceptos como la generosidad, la caridad y la solidaridad. Y siempre está enraizada en los valores de la familia. Y es precisamente ese nexo con los valores de la familia es lo que convierte a la filantropía en una herramienta importante para fomentar la armonía de la familia.
Hacer el bien, juntos, es un potente catalizador:
1. Propósito compartido: La elección de una causa benéfica y participar en actividades filantrópicas juntos, permite a los miembros de la familia empresaria compartir valores fundamentales. Esta alineación en torno a una causa puede consolidar la identidad familiar y crear un sentido compartido de propósito.
2. Transmisión de Valores: Involucrar a las generaciones más jóvenes en actividades filantrópicas es una oportunidad para transmitir valores familiares y enseñar lecciones importantes sobre responsabilidad social y empatía.
3. Desarrollar lazos emocionales: Cuando los miembros de la familia colaboran y trabajan juntos en proyectos benéficos, aprenden a comprenderse, a apoyarse mutuamente y a utilizar sus habilidades y recursos de manera más efectiva.
4. Despierta liderazgos: los procesos de colaboración para hacer el bien suelen darse alejando los roles típicos de los sistemas familiares o empresariales. No hay “jefe-subordinado” o “madre-hija”. Esto ayuda a descubrir nuevas facetas personales y despierta nuevos liderazgos que pueden ser muy útiles en el plano empresarial o familiar.
5. Forma futuros gestores: Comenzar una carrera profesional de la mano de actividades filantrópicas es un magnífico aprendizaje para empezar a tomar decisiones y gestionar proyectos con un riesgo limitado de impacto económico si las cosas no salen como estaba previsto.
6. Facilita una transición generacional: Permite a los fundadores desarrollar su «next stage of life» de una forma personalmente satisfactoria y a la vez posibilita que sigan aportando su conocimiento y criterio a la familia.
7. Es una válvula de escape: La toma de decisiones en torno a la filantropía requiere una comunicación abierta y efectiva. Los debates sobre cómo y a quién ayudar pueden fomentar un diálogo constructivo, lo que mejora la comunicación entre los miembros de la familia y evita conflictos innecesarios que puedan surgir en otros sistemas familiares o empresariales.
8. Orgullo de pertenencia: hacer el bien y generar un impacto positivo en el entorno, en las personas, es algo de lo que la familia se siente orgulloso y fomenta el orgullo de pertenecer a la familia.
9. Visión común: el resultado de la cooperación y del diálogo en un entorno positivo fomenta que los miembros familiares puedan acercar criterios y visiones, lo cual sin duda será muy beneficioso cuando surjan temas en el ámbito empresarial, será más fácil llegar a un consenso al haberse construido los necesarios lazos emocionales.
Y al igual que las empresas cotizadas disponen de un “departamento de atención al accionista”, quizá sería recomendable que las familias empresarias dedicaran tiempo y esfuerzo a fomentar los lazos emocionales entre sus miembros y a desarrollar un plan coordinado.